BEETHOVEN Y LA DANZA

Cuando Maurice Béjart se propuso coreografiar en 1964 la Sinfonía nº 9 “Coral” de Beethoven, uno de los grandes iconos de la música universal, fueron muchos los que se escandalizaron y lo calificaron de barbaridad. Sin embargo, el resultado fue de tal belleza y respeto por la partitura que hoy está considerada una de las coreografías clave en la carrera del coreógrafo belga.

En la actividad de hoy, acorde a esta idea, la música del compositor más revolucionario de la historia y el arte de la danza se fusionarán en un fantástico espectáculo.

¿Quieres conocer las obras que se escucharán? ¡Veámoslas!

Sonata Claro de luna, primer movimiento

 

La pieza fue compuesta en 1801 y estuvo dedicada a Giulietta Guicciardi, hija del conde Guicciardi, consejero de la Cancillería de Bohemia. La familia estaba emparentada con los Brunswick, muy amigos de Beethoven y el artista pronto contó a Giulietta entre sus discípulos aristocráticos.

Al cabo de algún tiempo, las relaciones entre profesor y alumna se convirtieron en un afecto más cálido. Esto se puede comprobar en su correspondencia, ya que después de una carta muy melancólica escrita a un amigo, el maestro decía:

“Al cabo de dos años he vuelto a disfrutar de nuevo algunos instantes de felicidad y por primera vez creo que el matrimonio podría hacerme feliz, pero desgraciadamente no es ella de mi posición y no puedo pensar en casarme.”

Sonata 8. Patética, primer movimiento

 

La pieza fue escrita entre 1798 y 1799, por un joven Beethoven de 27 años. Aunque comúnmente se piensa que es una de las pocas obras nombradas por el propio compositor, en realidad fue nombrada “Grande sonate pathétique” (Con el permiso de Beethoven) por su editor, quien quedó impresionado por las trágicas sonoridades de la sonata.

En nuestros días, el concepto del adjetivo “patético” era bien distinto del que hoy conocemos. Si bien hoy día entendemos algo “patético” más por su significado similar a algo grotesco, incluso relacionado con la ridiculez, durante el Romanticismo fue más afín a la idea de “conmovedor”, “trágico” o “dramático”. De ahí, títulos en la historia de la música como la presente obra o la Sinfonía nº 6 de Tchaikovsky.

 La sonata, auténtica obra de virtuosismo pianístico, es sin duda una de las obras más avanzadas en la primera época del compositor alemán.

Sinfonía 3 "Eroica". Primer movimiento, Allegro con brio

 

La obra, escrita entre 1802 y 1803, está considerada por muchos como el amanecer del romanticismo musical, puesto que rompe varios esquemas de la tradicional sinfonía clásica.

Originalmente pensaba dedicarla a Napoleón Bonaparte, sobre la idea de componer una sinfonía en honor del «liberador» de Europa, ya que Beethoven admiraba los ideales de la Revolución francesa encarnados en la figura de Napoleón Bonaparte.

Pero cuando este se autocoronó emperador en mayo de 1804, supuestamente Beethoven se disgustó tanto que borró el nombre de Bonaparte de la página del título con tal fuerza que rompió su lápiz y dejó un agujero rasgado en el papel. Se considera que dijo:

“¡Ahora sólo… va a obedecer a su ambición, elevarse más alto que los demás, convertirse en un tirano!”

Sinfonía n. 5, primer movimiento. Allegro con Brio

La obra, escrita entre 1804 y 1808, y su motivo del primer movimiento en particular, es conocidísimo mundialmente, apareciendo frecuentemente en la cultura popular, con nuevas interpretaciones en otros géneros, tales como la música disco y el rock and roll, y también con apariciones en películas y la televisión.

 La Quinta Sinfonía tuvo un largo proceso de maduración. Cuando Beethoven la compuso ya estaba llegando a los 40 años, su vida personal estaba marcada por la angustia que le causaba el aumento de su sordera; pese a ésto, había entrado ya en un imparable proceso de “furia creativa”.

Al motivo inicial a veces se le ha acreditado el significado simbólico de la representación de «el Destino que toca a la puerta». Esta idea viene del secretario y estrecho amigo, Anton Felix Schindler que, muchos años después de la muerte de Beethoven, escribió:

«El mismo compositor proporcionó la clave a estos profundos temas cuando un día, en la presencia del que escribe, señaló el principio del primer movimiento y expresó con estas palabras la idea fundamental de su trabajo: “¡Así el destino toca a la puerta!”».

Sinfonía n. 6 "Pastoral", primer movimiento

 “Despertar de alegres sentimientos al llegar al campo” (Allegro ma non troppo)

Terminada en 1808, una de las pocas obras de música programática del compositor, quien la subtituló “Recuerdos de la vida campestre”. La música programática es la música que tiene por objetivo evocar ideas e imágenes en la mente del oyente, representando musicalmente una escena, imagen o estado de ánimo.

La sexta sinfonía significó un paso más en el desarrollo de la música programática, que desembocaría por último en la aparición del poema sinfónico.

Beethoven fue un amante de la naturaleza; pasaba gran parte de su tiempo caminando por el campo. Frecuentemente abandonaba Viena para componer en localidades rurales. Como dijo el compositor:

“Esta Sinfonía es más expresión de sentimientos que pintura de sonidos.”

Sinfonía n. 7, segundo movimiento

La Sinfonía n.º 7 fue escrita en 1811, cuando el compositor estaba reponiéndose su salud en el balneario de la ciudad bohemia de Teplice. La obra fue culminada en 1812 y estrenada en 1813 en un concierto dedicado caritativo dedicado a los soldados heridos en la batalla de Hanau, durante las Guerras Napoleónicas.

La pieza fue muy bien recibida por el público. Tanto, que exigió la repetición del segundo movimiento en su estreno.

En lo que respecta al gran ambiente y éxito del concierto donde fue presentada por primera vez la obra, Louis Spohr, gran figura histórica del violín y miembro de la orquesta hizo una mención particular de las excentricidades de Beethoven mientras dirigía la obra:

«Cuando había un sforzando, agitaba sus brazos con gran vehemencia…

A la entrada de un forte saltaba por los aires»

Sinfonía 9, "Coral", segundo y cuarto movimiento

Segundo movimiento: Scherzo (Molto Vivace) & Cuarto movimiento: Tema “Oda a la Alegría”

Siendo la última sinfonía completa del compositor, es una de las obras más importantes y populares de la música y el arte.

El poema de Friedrich Schiller conocido como “Oda a la alegría”, que publicó en 1786, provocó en Beethoven la intención de musicalizarlo ya desde 1793 cuando tenía 22 años. No obstante, no comenzó a componerla hasta 1818 por encargo de la Sociedad Filarmónica de Londres, finalizándola a principios de 1824.

Su último movimiento, un final coral, sorprendentemente inusual en su época (Ya que dentro del género de la sinfonía no estaba incluida la voz humana), se ha convertido en símbolo de la libertad y fraternidad entre los hombres. Desde 1985 es el himno de la Unión Europea.

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